A diez años de una llamada «nacionalización» de los hidrocarburos en Bolivia

A diez años de una llamada «nacionalización» de los hidrocarburos en Bolivia

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Quiero comenzar este post con dos notas importantes, la primera se relaciona con la premura en su elaboración, en efecto, sé que a partir del fin de semana el bombardeo mediático sobre este tema saturará al amable lector, así que antes que suceda ello le presento mis ideas. La segunda se relaciona con una deuda mía con los amigos de Abya Yala TV, la semana pasada no pude asistir a una gentil invitación para debatir estos temas, espero que el tiempo cumpla su labor y la amistad que nos une logre eclipsar esta falta completamente mía… ahora sí, vamos.

¡Cómo pasa el tiempo! Son diez años de una medida que tuvo, como principal mérito, desligar la información publicitaria de lo que efectivamente pasó. Durante estos diez años este proceso llamado de «nacionalización» fue ampliamente utilizado en los medios; sin embargo, su implementación estrictamente técnica aún es una incógnita, basta con recordar que durante este período no se cumplió a cabalidad lo dispuesto en los artículos 6 y 7 de la Ley 3740 promulgada el año 2007.

Ya son varias oportunidades donde señalo que el sector hidrocarburos actual no sería lo que es, de no haber sido por el trabajo de muchos bolivianos en el pasado y el notable crecimiento en los precios internacionales del petróleo. En esta oportunidad quiero introducir algunas cifras sobre la misma idea, por ello invito a ver la siguiente figura, en ella contrasto el total de ventas brutas del sector hidrocarburos en dos escenarios: 1) el primero no considera el contrato de exportación de gas natural al Brasil (tampoco Argentina) y mantiene los precios de los hidrocarburos en los niveles observados el año 2000; 2) el segundo, presenta los ingresos brutos del sector hidrocarburos en Bolivia efectivamente observados, es decir, incluyendo las exportaciones y el efecto de los elevados precios internacionales del petróleo.

Vea estimado lector, de no haberse concretado el proyecto de exportación al Brasil y sin precios internacionales del petróleo elevados, el total de ingresos (el tamaño de la torta) apenas alcanzaría los US$ 400 millones anuales. Dicho de otra manera, durante el período 2006-2014 el total de ingresos observado (y cosechado) fue ligeramente superior a los US$ 38,000 millones; sin exportaciones ni precios altos dicho total sería apenas superior a los US$ 3,000 millones, casi 12.5 veces menor. Sin el proyecto al Brasil y sin los precios internacionales del petróleo elevados… realmente no hubiera habido mucho que «nacionalizar».

Todo el texto previo tuvo por objetivo mostrar que si ahora se «habla» de miles de millones, éstos los tenemos gracias a un trabajo previo (1974-1999) con el contrato al Brasil y precios internacionales del petróleo notablemente elevados.

Uno de los argumentos usualmente utilizado para justificar el llamado proceso de «nacionalización» se relaciona con la propiedad, es decir, se argumenta que gracias a dicho proceso los «bolivianos recuperamos la propiedad de los hidrocarburos«. Bien, veamos qué nos dicen las cifras… esas cifras testarudas. En las siguientes dos figuras presento el destino de la producción del gas natural boliviano en dos momentos del tiempo, vemos que el año 2007 el 88% del total producido se exportó como gas natural a Brasil y Argentina; por su parte, el año 2015 esta cifra alcanza el 84%. Es así que pese al sentimiento de orgullo que nos podría embargar desde el año 2006, en los hechos, seguimos haciendo lo mismo… exportar gas natural como materia prima.

También se argumenta que los cuantiosos ingresos fiscales que tuvo Bolivia (provenientes del sector hidrocarburos) se deben a la llamada «nacionalización» de los hidrocarburos. Una vez más, veamos qué dicen los datos. La siguiente figura presenta la división de los ingresos en boca de pozo (de la torta) del sector hidrocarburos. Estimado lector, mire que el «grueso» de los recursos para el Estado boliviano proviene del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), impuesto creado el año 2005 (un año antes del proceso llamado de «nacionalización») y promulgado por el entonces presidente del Congreso Nacional el Sr. Hormando Vaca Diez. De hecho, es este impuesto el que se «reparte» a municipios, gobernaciones, fondo indígena, etc. Los ingresos del llamado proceso de «nacionalización» benefician exclusivamente a YPFB y además son variables, en algunos campos ese «15%» que aparece en el gráfico puede disminuir hasta «1%».

Entonces ¿Existe algún mérito en el llamado proceso de «nacionalización»? En efecto sí, es el carácter neoliberal del mismo. El porcentaje que en la gráfica aparece como «15%» es variable de acuerdo a las condiciones de mercado y producción, dicho de otra manera, en la medida que la empresa privada «gane más» paga más a YPFB, siendo lo contrario también válido. En este sentido, el instrumento fiscal creado con el llamado proceso de «Nacionalización» es uno del tipo progresivo aplicado sobre la utilidad de la operación del campo.

Este 1º de Mayo seguro vendrá lleno de spots publicitarios y acalorados discursos llenando de flores al llamado proceso de «nacionalización», sólo le pido estimado lector, que en ese momento recuerde las ideas vertidas en este post y de esta forma quizás, logre tener una visión más equilibrada del proceso.

Una vez más la danza de los miles de millones de dólares será el acto central de esta pieza teatral cuyos palcos están reservados para algunos, mientras el resto se limita a aplaudir y así no perder esa vieja butaca de madera que comparte con toda su familia.

Mauricio Medinaceli Monrroy

La Paz, 26 de Abril de 2016

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