Ahora lo que toca es equivocarse

Ahora lo que toca es equivocarse

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Hace un par de días pude lucir las galas del nuevo cargo en el acto de graduación de la Universidad Católica Boliviana. Gracias a una gentil invitación que me hizo la Universidad acompañé, virtualmente, a los jóvenes y relucientes profesionales. Mientras veía pasar las fotografías de estos chicos y chicas, pensé en qué quisiera decirles a todos ellos en estos sus años mozos, lo primero que vino a mi mente es la charla que tuve con mi Santi hace algunos meses atrás y estaba relacionada con las equivocaciones.

En esa oportunidad le compartí al Santi mi visión sobre los caminos del aprendizaje en la vida. Le dije algo como esto: “hijito, la vida es como un juego de Play Station ¿cómo logras vencer los niveles que se te ponen al frente?” le pregunté, y él me respondió: “intentando una y otra vez”. Y ahí aproveché “para vender mi pan” le dije que quizás aprendemos de nuestros aciertos, pero aprendemos más de nuestros errores… así como en un juego de Play Station, por ello, debemos perder el miedo a equivocarnos – le dije – porque la única forma en la que quedes primero en Fortnite es intentando mil veces, es decir, perdiendo mil veces, dicho de otra manera, equivocándose mil veces.

Regresando a los chicos recién graduados. Si pudiera decirles algo, frente a frente, sería: “ahora toca equivocarse”. En el futuro tomarán muchas decisiones, buenas y malas; en este contexto, quizás lo importante es siempre tomar el riesgo, tomar la oportunidad, vivir la vida, asomarse al mundo, saborear lo desconocido, intentar lo nuevo, navegar con las estrellas, conocer nuevas personas, sin temor a equivocarse.

No son pocas las veces que escucho – con mucha pena – expresiones como “perdedor”, “fracasado” o “frustrado”, siento que la sociedad castiga mucho (sin motivo) al que juega y pierde, al que se anima y fracasa, al que se emociona y se frustra; cuando en realidad deberíamos dar una mano y levantar a esa persona, para que siga intentando hasta que lo logre. Tenemos un miedo tan grande a la equivocación que muchas veces preferimos el trabajo seguro, el viaje con retorno, la hipoteca de la casa, la deuda del auto… bueno ustedes me entienden.

Pero ojo, que no se me mal interprete, es bueno ser cauto; lo que quiero señalar es que no lo sean desde tan jóvenes. Entre los 25 y 35 tienen todo el derecho a equivocarse una y otra vez, si ello los lleva a buen puerto. Asumo que usted lector es lo suficientemente sabio para entender que este derecho a equivocarse no es un derecho a “hacer macanas” (tonterías); si no, es un derecho a vivir con más soltura y, tal vez, más alegría.

¿Cuáles son los juegos en computadora o Atari que recuerdo con mucho cariño? Ciertamente no son aquellos que los terminé en una tarde; son aquellos que fueron difíciles de lograr… porque al final, lo divertido también está en recorrer el camino y no solo en llegar a la meta. 

S. Mauricio Medinaceli Monrroy

New Orleans

19 de diciembre de 2020

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