Consumo de energía: el bueno, el malo y el economista

Consumo de energía: el bueno, el malo y el economista

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«Un economista es alguien que se hace rico explicando a los demás por qué son pobres«; «Es triste pensar en la cantidad de estudiantes de economía que han reprobado por no saber cosas que han resultado ser falsas«… y esto es una pequeña muestra de la cantidad de chistes sobre nosotros… los economistas. De vez en cuando doy una vuelta por la red y me deleito con ellos, de hecho, muchas veces los utilizo en mis clases. Sin embargo, también me gusta pensar que los economistas somos una suerte de investigadores, del tipo CSI, dado que cuando investigamos un tema, reunimos información, la analizamos y con ella tratamos de identificar, o al menos entender, una realidad… a esta parte de la economía se le llama «Economía Positiva».  Modelos, estadísticas, números, computadoras, etc. todo es válido al momento de decodificar el mundo donde vivimos… la búsqueda de evidencia es, muchas veces, nuestra pasión. Ciertamente hay personas que lo hacen preguntando a los taxistas y amas de casa, otros, del tipo ermitaño, lo hacen acudiendo a las estadísticas oficiales… en todo caso, todos estamos en la tarea de comprender este nuestro mundo y a sus habitantes. Bueno ¿por qué comienzo de esta manera? Porque esta mañana leí un paper (How pro-poor growth affects the demand for energy) que me llamó la atención y, a raíz de ello, busqué un par de estadísticas que quiero compartir con ustedes. 

Primero, como me gusta, partamos con un ejemplo. Asuma por un momento que usted es un joven (o señorita) lleno de sueños y esperanzado de aventuras, el mundo está a sus pies y sólo es cuestión de enfrentar la vida con entusiasmo. Sin embargo, las cosas no salen bien y de pronto su vida se convierte en una dura pelea diaria por llevar algo de comida a casa, su pareja y los chicos viven privados de las cosas que usted quisiera darles… pero, para no hacer tan triste la historia, el amor fluye en su hogar. Sin embargo, este hogar es muy modesto, una pequeña cocina, quizás una TV pequeña y probablemente en las noches de frío, sólo el calor del hogar está disponible. Luego de algunos años, la vida le sonríe y de pronto consigue un buen trabajo o le va bien en los negocios, ahora además de amor, usted quiere darle a su familia muchas cosas y – aquí está la clave – por ello, la pequeña cocina se convierte en la súper «Milenium 2020» con partes de cerámica y reloj digital, en lugar de esa TV pequeña ahora el hogar tiene 2 TVs de plasma, un automóvil, el frío de las noches se calma con poderosas estufas eléctricas y, para esa noche especial cuando los chicos duermen, un par de botellas de vino con agradable música romántica (gracias al nuevo equipo de música) harán las delicias de usted y su pareja.

Esta historia refleja, de alguna manera, lo que sucede a las economías en crecimiento, cuando el ingreso per cápita se incrementa, también lo hace el consumo de energía de las personas, porque vamos… la nueva cocina, la TV de plasma y el nuevo automóvil indudablemente significan mayor consumo de energía. En este sentido ¿debemos preocuparnos por algo? La respuesta es usualmente sí, dado que si el crecimiento económico de un país viene acompañado de mayor consumo de energía, es necesario que ésta no falte en el futuro, por ello, las inversiones en el presente son casi una obligación.

En este contexto, no parece trivial comparar las tasas de crecimiento del consumo de energía con aquellas observadas en el crecimiento económico. Por ello presento la siguiente gráfica, en ella, utilizando datos de  OLADE, podemos contrastar ambas tasas de crecimiento, para el período 2006-2011, en algunos países de América Latina y El Caribe. En dicha gráfica apreciamos dos áreas, una celeste y otra verde «claro», en la primera (la celeste) se encuentran aquellos países cuyo crecimiento económico fue mayor al crecimiento de energía o, dicho de otra manera, pese a que «había» plata no exageraron «con la factura de la luz, el gas o la gasolina»; por otra parte, en el área verde se encuentran aquellos países donde el crecimiento económico fue menor al crecimiento en el consumo de energía, una vez más, dicho de otra manera, en este segundo grupo, con la nueva riqueza las «facturas de luz, gas y gasolina» se incrementaron notablemente.

Por supuesto, invito a todos los jóvenes que leen estas líneas a profundizar en la explicación de este hecho, sin embargo y para motivar la discusión me atrevo a proponer dos razones que explicarían estos resultados: una buena y la otra mala. La buena se deriva del paper que les comenté al principio, en él los autores plantean, en la típica jerga soporífera economista, que: «el crecimiento económico pro-pobre hace que la elasticidad ingreso en el consumo de energía sea mayor a 1.» Como les digo a mis alumnos: «¿Ven?, por eso nos odian… por hablar de esa manera»… sólo puedo decir «dos puntos y paréntesis de cierre» o como textearían los jóvenes : ) en fin, chistes virtuales aparte, lo que se plantea en este paper es que cuando el crecimiento económico de un país beneficia a los pobres, el consumo de energía tiende a ser muy alto… porque si un hogar pobre recibe dinero, tiende a equiparse muy bien (TV, cocinas, estufas, automóviles, etc.); sin embargo, si un hogar rico recibe más ingresos, el consumo de energía no tiende a elevarse, quizás lo hagan los viajes a Europa o la ropa «de marca», como se decía en mi época. En este sentido, bajo esta hipótesis, los países del área verde habrían experimentado un crecimiento «pro-pobre» es decir, los pobres de estos países estarían, 6 años después, mejor… buenas noticias para Bolivia, Ecuador y Venezuela ¿No lo creen?

Sin embargo, también existe la «mala» explicación… o quizás debiera decir «malvada»; ella se deriva del hecho que los países que están en el área verde «no ahorran» energía porque tienen precios subsidiados (por ejemplo, con la gasolina o el GLP), por este motivo, sus habitantes son «devoradores» de energía. De hecho, los países en el área celeste tienden a ser más cautos con el consumo de energía porque son importadores de ella… vean cómo resaltan en esta área los amigos de Centroamérica. Quizás la explicación se encuentre en ambas posiciones, corresponderá a un emprendedor investigador econometrista darnos luces sobre ello.

Bueno mis amigas y amigos, una vez más fue un gusto compartir con ustedes estas ideas e hipótesis… Para terminar comentarles que la cuenta regresiva ya comenzó, Junio acaba (muy lentamente para mi gusto) sus días y así, poco a poco, llegará Julio y con él mi regreso a la Patria… fue una linda experiencia (en esta parte del mundo) sin embargo, esta paternidad «por skype» me tiene cansado.

Éxito y buena salud es mi deseo para este mes.

Mauricio Medinaceli Monrroy

Kabul Junio 4, 2013

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