El “doble aguinaldo” en Bolivia

El “doble aguinaldo” en Bolivia

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Imagine que usted es un papá o mamá que quiere hacer las cosas bien, genuinamente, quiere enseñar a sus hijos (tiene 3) valores que considera correctos. Por este motivo, anuncia a sus pequeños (y no tan pequeños) que, si las notas del colegio van bien, entonces a fin de año recibirán un doble regalo de Navidad. Dado que usted es una persona muy ocupada, no tiene tiempo para “premios” individualizados, por ello, decide que el premio será en función al promedio de notas de sus 3 hijos. ¿Por qué usted no se preocupa? Porque usted trabaja para el Gobierno y en su oficina le anuncian que tendrá un bono adicional si demuestra que a sus hijos les va bien en el colegio.

Quien no está muy feliz con este arreglo es su pareja porque también está obligada (el Gobierno así lo dispuso) a dar el incentivo a sus hijos cuando obtengan buenas notas. ¿Por qué no está feliz? Porque ella, su pareja, no trabaja en el Estado, su pareja tiene y administra un restaurante y ciertamente no puede incrementar el precio de la comida que vende sólo por el hecho de que a los chicos les va bien en el colegio. Entonces todo este incentivo debe salir directamente de su bolsillo.

Antes de continuar, veamos la perspectiva de los actores en esta obra. Usted realmente no está en contra de este incentivo, porque todo es financiado por el Gobierno. Los chicos, en especial los menos aventajados, están muy felices, porque recibirán el doble regalo a costa del más estudioso de la casa (no se olvide, el premio viene por la nota promedio). Su pareja enfrenta un dilema moral, se alegra porque los chicos tienen buenas notas, sufre porque el incentivo viene de su bolsillo y reniega porque no siempre las buenas notas son en las materias que quisiera, Matemáticas, por ejemplo. ¡Ah! Me olvidaba de los vecinos. Ellos trabajan en el sector informal y, honestamente, no quieren ser buenos papás, por ello, deciden no dar el incentivo y como tampoco el Gobierno puede controlarles (o fiscalizarles) los chicos (de esa casa) se quedan sin el doble regalo en Navidad.

Ahora bien, el Gobierno (ya parte de esta historia) decide que todos estos incentivos deben calcularse con las notas del tercer y cuarto bimestre del año pasado y las notas del primer y segundo bimestre de este año… algo definitivamente sui generis. Llega mayo de este año y con ello llegan las notas del primer bimestre, el promedio luce alentador. Usted sonríe, los chicos felices y su pareja levanta una ceja.

Este levantamiento de ceja – y digamos… mirada 1 – surgen porque revisando la libreta de los chicos ve con alegría que repuntaron en Matemáticas (frente a un pobre desempeño del año pasado) pero les fue inusualmente bien en Lenguaje. Su pareja tiene alguna suspicacia porque en los últimos diez años nos les fue tan bien en esta materia. Tocará averiguar qué sucede “con estos chicos”. Resta decir que en el resto de las materias les fue muy parecido a gestiones pasadas.

Ahora ¿Cómo realizamos la analogía? Naturalmente usted ya se dio cuenta de quiénes son los actores así que no me detendré en ello. Lo que sí quiero hacer es renombrar a Matemáticas como el sector Hidrocarburos y a Lenguaje como el sector Agropecuario. Revisando los datos se observa que el sector Hidrocarburos remontó (muy modestamente) un pésimo desempeño de años pasados y, que el sector agropecuario tuvo un crecimiento notable, éste y el año pasado. Ello se aprecia en los siguientes gráficos. Como nota técnica, utilizo en dichos gráficos, la incidencia de estos sectores en la tasa de crecimiento global de la economía.

Mientras usted queda “fino” con los chicos porque ya les anunció que con alta probabilidad tendrán el segundo regalo de Navidad. Su pareja tiene un trilema: 1) trabajar duro en el restaurante para poder costear el segundo regalo; 2) indagar el porqué de las recientemente elevadas notas en Lenguaje o; 3) hablarle al vecino para ver si necesita un nuevo socio en su informal emprendimiento. A nosotros nos tocará conocer qué sucedió en el sector agropecuario que elevó tanto el PIB de los últimos años.

Este hogar que debería ser paz y armonía de pronto se convierte en un campo de batalla. Será hora de llamar a reunión familiar para solucionar este entuerto.

Mauricio Medinaceli Monrroy

La Paz, agosto 7 de 2018

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