Igualdad de género y acceso a energía: inesperadamente relacionados (*)

Igualdad de género y acceso a energía: inesperadamente relacionados (*)

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Durante la «oscura época neoliberal» uno de los conceptos que se manejó en Bolivia, con elevada intensidad, fue la necesidad de educar a la mujer. La razón era clara y sencilla: dado que la primera educación del ser humano proviene de la madre, el poder multiplicador por educar a ella es notable dado que se extiende a los hijos… y en algunos casos a los esposos. Hoy en día las cosas son distintas, la igualdad de género se realiza a través de decretos supremos, obligando a las instituciones del Estado a contratar porcentajes mínimos de mujeres, ello naturalmente mejora el acceso a puestos de trabajo en el sector público, pero su impacto sobre el sector privado es dudoso. Desde mi punto de vista, educar a la mujer mejora las probabilidades de conseguir empleo, tanto en el sector público como en el privado.

En este contexto, el lector asiduo se preguntará ¿Qué hace un personaje energético discutiendo sobre igualdad de género? Resulta que el sector energía tiene mucho qué decir (y ayudar) en estas aguas, aunque a primera vista resulte extraño pero luego sea bastante razonable. Por esta razón, quiero compartir con ustedes dos, de muchos, mecanismos cómo el acceso a energía en un país puede mejorar las condiciones de vida de las mujeres.

«Gas para los Bolivianos» es un lindo y pegajoso slogan ampliamente utilizado en mi país y que permite ganar uno que otro voto. Bajo dicho lema, en los últimos años se aplicaron agresivas políticas de expansión de las redes de distribución de gas natural a las familias, o dicho de otra manera, ahora muchos hogares en el área urbana reciben el gas natural a través de una «cañería»… así como reciben el agua. Los precios de este energético son bajos, la comodidad es amplia y de seguro es un voto más al presidente de turno. Sin embargo, cabe una pregunta ¿Es esta política progresiva? es decir ¿Beneficia a los más pobres del país? La respuesta es no… no siempre. Resulta que los más pobres de nuestro país (y de muchos en Latinoamérica) utilizan leña como principal insumo energético, los más pobres, amigas y amigos, viven en el campo y con muy poca probabilidad tendrán en el futuro cercano acceso a gas natural a través de la bendita «cañería».

Más aún, explorando el comportamiento de las familias que viven en el campo y que utilizan leña para cocinar, se observa que son las mujeres jóvenes, generalmente entre los 10 y 20 años, quienes realizan la labor de recojo y cocina. En muchas oportunidad, demoran entre 1 y 2 horas para conseguir suficiente leña o entre 2 y 4 cuando es época de lluvias. Naturalmente esta situación se agrava a medida que la deforestación (resultado de esta actividad) obliga a dirigirse a lugares más alejados. En este sentido, la lógica es clara y sencilla, mejorar el acceso a energía en los hogares pobres del sector rural libera, a las mujeres jóvenes, uno de los activos más preciados del ser humano: tiempo. Tiempo que podría ser utilizado para estudiar, mejorar su desempeño escolar, capacitarse en alguna actividad técnica o buscar un trabajo remunerado, en la visión del profesor Sen, tiempo que ayudaría a la mujer a conseguir  más libertad.

Uno de los personajes (a nivel mundial) más entretenidos con el manejo y presentación de estadísticas complejas es el profesor Hans Rossling. A él le conocí a raíz de la estupenda iniciativa de Ted Talks, primero explicando el crecimiento en el mundo y, recientemente, con un provocativo video acerca de cómo mejorar la situación de las mujeres a través de las máquinas lavadoras, el video puede verlo en este link http://www.youtube.com/watch?v=BZoKfap4g4w. Resta decir que la charla del profesor Rosling es fantástica (en el buen sentido de la palabra), porque otorga buena información, con sencillos gráficos nos habla sobre cómo cambiarán los patrones de consumo de energía en el futuro, cómo podemos ayudar a tener esta energía sin afectar el medio ambiente y sobre todo, nos habla cómo el acceso a máquinas lavadoras libera tiempo a las mujeres. Lo que el profesor Rosling observó en Europa, durante el siglo pasado, es que el acceso a este simple aparato eléctrico facilitó a que las mujeres tengan tiempo para mayor educación, redundando de esta forma en mejores condiciones de vida para la familia.

¿Cuál es el común denominador en estos dos ejemplos? Que en general fueron las mujeres la «energía de la familia» lastimosamente esta energía nunca fue remunerada y peor aún, significó que ellas  tengan menos tiempo para su educación. En este sentido, mejorar las condiciones de vida dentro el hogar, a través de acceso a energía y con un adecuado portafolio de bienes durables (más lavadoras por ejemplo), de todas maneras tendrá un impacto positivo en la igualdad de género.

Este texto intenta ser una provocación, sobre todo a los lectores más jóvenes, para desarrollar más investigación acerca de la energía y el desarrollo humano. En Bolivia, como en la mayoría de los países productores de hidrocarburos, la discusión está muy concentrada en la generación y apropiación del llamado «excedente petrolero»… los réditos políticos de ello son jugosos y vamos… es divertido discutir sobre ello. Sin embargo, existen vínculos entre el sector energético con el desarrollo humano tan insospechados (como los que comenté anteriormente) que bien vale la pena investigar un poco más. Liberal al fin, creo todavía en el individuo… aunque a veces sea tan difícil. 

Mauricio Medinaceli Monrroy

Cochabamba, 18 de marzo de 2012

(*) Este texto tiene como base un proyecto de investigación conjunto con la fundación ARU (www.aru.org.bo)

(**) Las dos fotografías los obtuve de estas páginas:

http://www.terra.org/deseo-de-mujer-el-dia-de-san-valentin_2640.html

http://www.bibliotecaspublicas.es/ansoain/seccont_30536.htm

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