La importación de diesel oil en Bolivia: Cuando es más importante cambiar las manecillas del reloj

La importación de diesel oil en Bolivia: Cuando es más importante cambiar las manecillas del reloj

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Ya sea que las manecillas del reloj giren a la derecha o a la izquierda, el tiempo pasa y las importaciones de diesel oil en mi país crecen todos los días. El amable lector se preguntará por qué comienzo con una frase tan extraña… pues resulta que en Bolivia (mi país) desde hace algunos días atrás, a iniciativa del Gobierno, el reloj principal del Congreso Nacional (ahora llamado Asamblea) está al revés… es decir, las manecillas del reloj giran en sentido contrario (ver link). El gobierno boliviano explicó los motivos que llevaron a semejante decisión horaria y, como usted podrá anticipar, la polémica se hizo latente. De hecho, no fue necesario verificar la teoría de Einstein para lograr que un reloj en Bolivia vaya en sentido contrario, sólo fue necesaria una decisión política.

Lastimosamente las decisiones importantes en mi país distan de soluciones sencillas… como aquella de invertir la dirección del reloj principal, éstas (las decisiones importantes) generalmente son de mediano y largo plazo y por ello, de poco rédito político. Una de ellas se refiere al autoabastecimiento de combustibles líquidos en el país, en particular, de diesel oil. Por ello, les invito a revisar algunas estadísticas al respecto.

De acuerdo a la siguiente figura, el año 1999 la importación de hidrocarburos en Bolivia era un poco menos de 60 millones de US$ por año, sin embargo, el año 2013 dicha importación alcanza la espeluznante cifra de 1,237 millones de US$, equivalente al 4.1% del PIB. Cabe señalar que para ese año el crecimiento del PIB fue de 6.8%, por tanto, el monto importado de combustibles no es cifra menor.

¿Qué factores motivaron esta situación? Son varios, aquí señalo algunos: 1) el año 2005, cuando al Congreso de la época se le explicó que aplicar una regalía del 50% a la producción de hidrocarburos inviabilizaría la exploración y explotación de campos de petróleo y, como consecuencia, las importaciones de diesel oil se incrementarían notablemente, éste (el Congreso) consideró que ese hecho era menor, por tanto, aprobó (entre cánticos y vítores) una Ley de Hidrocarburos que grava la producción de gas y petróleo con una tasa del 50%… sí, 50% sobre el valor bruto de producción; 2) el precio subsidiado de la gasolina y diesel oil hace que la demanda por ambos productos sea mayor a la demanda «real», es así que surge lo «de siempre» subsidios al precio incrementan la demanda y disminuyen la producción, generando una «bola de nieve» que no deja de crecer; 3) el Gobierno del presidente Morales hizo sus mejores esfuerzos (curiosamente muy neoliberales) para revertir este proceso, el año 2010 decretó un gasolinazo (incrementó los precios de la gasolina y diesel oil) que duró algunos días, firmó contratos (bajo el proceso llamado de Nacionalización) muy ventajosos para la explotación de campos petroleros, ofreció «tax holiday» a la nueva inversión, otorgó incentivos a la producción de petróleo… es decir, utilizó muchos instrumentos de apoyo la inversión privada que no dieron resultado porque la solución, desde mi punto de vista, no es por decreto supremo o por decisión presidencial, y; 4) varios factores que tocan al sector informal e ilícito que serán motivo, si no me da miedo comentarlo, de otro blog.

Genuinamente creo que el objetivo central de cualquier política pública en el sector energético es el autoabastecimiento del mercado interno… en sencillo, no importar energía. Como conversé el pasado día con un buen amigo, resulta una victoria pírrica el «haber recuperado los hidrocarburos en Bolivia» cuando nuestra condición de exportadores netos de energía está en peligro. Si las cosas siguen como hasta ahora, el pobre presidente boliviano del año 2022 estará en tremendos aprietos y, lastimosamente, poca gente asociará el triste desempeño económico de ese momento con las averías que se hacen ahora.

Mientras países vecinos hacen su mejor esfuerzo porque sus habitantes tengan autosuficiencia energética y sus aventureros turistas logren entrar a países vecinos sin necesidad de una visa, en mi país cambiamos la dirección de las manecillas del reloj. Quise terminar este texto con una frase del tipo «sólo el tiempo nos dará las respuestas», reflexionando sobre el reloj en el congreso boliviano, esa frase me parece hasta un chiste de mal gusto. Así que terminaré mencionando que si en futuros años las importaciones de petróleo (o derivados) superan las exportaciones de gas natural, efectivamente habremos destruido el trabajo de miles de personas que apostaron por un mejor futuro. Diablos ¡Qué mal me siento!… viejo dilema entre hormigas y cigarras.

Mauricio Medinaceli Monrroy

Santa Cruz de la Sierra, Junio de 2014

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