La matrícula universitaria: ¿Cuántos? ¿Dónde? ¿Por qué?

La matrícula universitaria: ¿Cuántos? ¿Dónde? ¿Por qué?

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La semana pasada leí un excelente libro “La Tiranía del Mérito”, en él, el profesor Sandel nos invita a tener más tolerancia con los miembros de la sociedad que “no triunfaron”. Introduzco las comillas porque el triunfo, según el profesor, es un concepto subjetivo y entra al plano moral. Pero no son estas aguas las que quiero navegar en este post. Una de las estadísticas que mostró el autor me llamó profundamente la atención, en USA menos del 20% de los aplicantes a las universidades es aceptado, dicho de otra manera, de 100 chicos que aplican a las universidades solo 20 son aceptados. Como ejemplo extremo, la Universidad de Chicago aceptaba a 77 de cada 100 el año 1993, el año 2019 solo aceptó a 6 de cada 100.

Para ponerlo en una imagen, en USA un ejército de chicos entre 15 y 20 años se agarra a patadas y puñetes por unas pocas vacancias en sus universidades. Una de las explicaciones que encuentra el autor es, la marcada diferencia (en el camino de la vida) entre las personas que adquieren un grado universitario. Todo celeste y soleado para quienes lo tiene y muchas penas y sufrimiento para quienes no. Dicho sea de paso, el autor lanza una dura crítica a semejante condicionamiento, de ahí el título de su libro “La Tiranía del Mérito”.

¿Cómo vamos en casa? ¿Cuál es la demanda por educación universitaria? Para intentar responder estas preguntas, acudí (una vez más) a las generosas encuestas de hogares que realiza el INE año tras año. Encontré algunas cifras interesantes que quiero compartir con ustedes.

La siguiente figura presenta la matriculación en universidades bolivianas de chicos entre 18 y 25 años. Ciertamente hay una tendencia creciente, el año 2011 se matricularon 370 mil chicos y chicas, y el 2019 casi llegan a los 518 mil. También adjunto la tabla para que vean las cifras exactas.

Algo que me llama la atención es la desaceleración de la matrícula los años 2014 y 2015, por ello me animé a contrastar estas cifras con la tasa de crecimiento del PIB, el resultado se aprecia en la siguiente figura. ¿Cómo se lee ésta? Más o menos así: a mayor crecimiento económicomenor el deseo de los chicos por “entrar” a la Universidad.

Armado con estos resultados preliminares me animo a lanzar la siguiente hipótesis: cuando la economía está creciendo, los chicos prefieren trabajar y no así entrar a la Universidad, porque perciben que deben aprovechar la coyuntura económica favorable. Provoco a los estudiantes matriculados a investigar si la relación que presento aquí es de causalidad o no. Me animo a pensar que sí lo es.

Parafraseando a una vieja canción disco: “tanto para investigar, tan poco tiempo para hacerlo”. Invito a los jóvenes economistas dedicados a la economía de la educación a navegar en estas aguas y ojalá llegar a buenos puertos.

Por mi parte, aún sigo pensando en la tiranía del mérito. Creo que la pandemia puso a la humanidad “en su lugar”. No tengo objeción en que Messi gane millones de USD y tenga la admiración de muchos chicos; pero sí creo que es urgente darles el mérito y valor a las personas que todos los días, arriesgando sus vidas, recogen nuestra basura, manejan un minibús y nos ofrecen las papas y verduras casi en casa, para disminuir el riesgo de contagio. Si no somos capaces de tener empatía con el prójimo luego de esta pandemia, es que aprendimos muy poco o nada.

Encerrado y agradecido por la vida y por el Santi

S. Mauricio Medinaceli Monrroy

La Paz enero 23 de 2021

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