La noche, los trenes, el aceite de roca y un comunicado

La noche, los trenes, el aceite de roca y un comunicado

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«Comunicado Nº 014/13: Señor copropietario agradecemos su aceptación para la realización de las obras civiles para gas domiciliario» La Administración

Con esta nota fría y protocolar «La Administración» del edificio nos comunicó (pidiendo permiso al mismo tiempo) que en las próximas semanas todos los vecinos tendremos acceso a gas natural. Al leer dicha nota pensé en el camino que tuvimos que recorrer para llegar a esta situación. Ahora nos parece muy normal «esto del gas natural» pero quiero comentarle, estimado lector, que no siempre fue así, quiero comentarle que la historia energética de Bolivia es, por decir lo menos, apasionante. Ciertamente no repasaré esta rica historia en las pocas líneas de este post, de hecho no creo poder atreverme a ello, sólo me limitaré a contar algunas anécdotas y presentar cifras que reflejan mi punto de vista.

Bolivia fue, y aún lo es, un país minero, por ello no es de extrañar que el sistema de transporte ferroviario fue uno de los primeros en desarrollarse, ya que era necesario «sacar el mineral» a los mercados de exportación. Por este motivo, la parte occidental de mi país tuvo un auge notable en el desarrollo de vías de tren, se crearon hasta rondas infantiles al respecto: «ferrocarril, carril, carril… Arica-La Paz, La Paz, La Paz… un paso pa’trás, pa’trás, pa’trás», como toda ronda infantil contenía un ritmo melodioso y una realidad espantosa (basta con recordar «Arroz con Leche»)… en este caso, dicha ronda infantil hacía alusión a la lentitud de este medio de transporte.

En este contexto, ahora le invito a imaginar un pueblo en el Altiplano Boliviano, casas de barro, mucho frío (digamos 0 grados centígrados) y condiciones muy precarias. A eso de las dos de la mañana se escucha, a lo lejos, el lejano silbato de una locomotora a vapor anunciando veloz paso en esa fría noche de invierno. Con luz de luna, se observa varios hombres que presurosos salen de sus casas y esperan pasar el tren, ellos saben que si tienen suerte un gran pedazo de carbón encendido caerá y eso, seguramente, significa noches de calor para la familia y, lo más importante, una fuente útil de energía para el almuerzo de cada día.

Esta anécdota, que se la debo a mi papá, refleja en muchos sentidos cómo el acceso a la energía puede mejorar la vida de las personas. Naturalmente, en las primeras etapas de desarrollo humano, las fuentes de energía provenían de lo que naturaleza nos daba: leña, guano, etc. Sin embargo, el ingenio humano hizo que se busquen nuevas fuentes de energía, una historia apasionante la pueden encontrar en el libro «The Prize» de Daniel Yergin, por ejemplo, en él conocemos que fue Abraham Gesner quien desarrolló un método para extraer «aceite» del asfalto para después refinarlo. El Dr. Gesner llamó a este «aceite»… kerosene, de las palabras griegas «keros» y «elaion» que significan cera y aceite, respectivamente. Es casi inmediato anticipar que la palabra «petróleo» proviene del griego: aceite de piedra.

Ahora imagine la década de los sesenta y setenta en Bolivia, el auge de los Beatles, la música psicodélica, Los Grillos (un grupo Boliviano) y claro… Elvis. Estas imágenes seguramente podrán decodificarlas rápidamente, lo que quizás no recuerden (o no sepan, para los más jóvenes) es que las familias utilizaban kerosene para cocinar, en efecto, un anafe, el bombeo de kerosene y la paciente espera, lograban el encendido de la llama de todos los días para el sabroso «almuercito» o el rico «tecito» (once, para los amigos Chilenos,  quizás «colada» para los amigos Quiteños o té con «cuentitas» para los buenos amigos Argentinos).

En este sentido, invito a ver la siguiente gráfica, en ella encontrará el consumo final de energía de los Bolivianos el año 1976. En dicha g´rafrica claramente destacan el consumo de gasolina, diesel y kerosene… ahí observará que tímidamente aparece el GLP (el gas en garrafas), ello se debe a que ya en esta época la empresa estatal del petróleo Boliviana (YPFB), incentivaba el «cambio en la matriz energética» de kerosene a GLP… resta decir que muchas personas se quejaban, y quizás no sin razón: «es que la comida con kerosén sabe más rica… pues».

Es así que Bolivia tuvo como lineamientos de política energética: 1) introducir el consumo de GLP; 2) desarrollar mayor exploración en reservas de petróleo, primero, y gas natural después; 3) atraer inversión al sector; 4) llevar adelante proyecto al Brasil un proyecto nacional; 5) modificar las normas legales para incentivar la exploración; 6) invertir miles de millones de dólares para descubrir y certificar reservas; 7) convencer a la gente que era necesario exportar el gas natural; 7) firmar acuerdos de compra y venta con Brasil y Argentina… en fin, fueron muchas décadas de arduo trabajo para llegar donde estamos. Por ello, les invito a ver esta preciosa matriz energética, vean cómo el gas natural representa el 23% de la energía que consumimos los Bolivianos… claro! no fue gratis, fue mucho trabajo pasado y presente que ahora nos permite disfrutar de energía al alcance de la mano. Sin embargo, queda un gran trabajo en el área rural… vean el consumo de biomasa.

Pensé en todo esto cuando leí el comunicado que llegó del Administrador del Edificio y quise comentarle algo a la persona que me acompañaba en el ascensor, sólo atiné a decirle: «¡Tenemos gas!»… y esta persona me vio y dijo: «¡Ya era hora! Ojalá no explote en nuestras casas»… quise decirle algo, pero ya era hora de salir, sólo pensé: «¡Diablos!»

Mauricio Medinaceli Monrroy

La Paz, Agosto 30, 2014

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