Precios Subsidiados y Costos Internacionales

Precios Subsidiados y Costos Internacionales

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No dejo de agradecerle a mi papá el haber ejecutado con nosotros (mis hermanos y yo) una de las políticas familiares más exitosas de las que tengo recuerdo. Una vez que cumplimos una determinada edad nos daba un monto de dinero al mes («mesada») que cubría los costos usuales de un muchacho adolescente. Claramente, dependía de nosotros que esta mesada «alcance» hasta fin de  mes y por ello, debíamos ser cuidadosos con el uso de esos billetes. Ahora bien, cada vez que sentíamos un incremento en los costos usuales (invitar al cine a una chica no siempre era trivial) comenzábamos el proceso de negociación para incrementar esta «mesada»; apelando a estadísticas y algunas frases de hijo «regalón»: «ya pues pá»… lográbamos un incremento en nuestros ingresos. Mi papá comprendía que si los costos subían, era razonable incrementar los ingresos… aunque claro, el mecanismo de entrega de dinero una vez al mes, permaneció durante muchos años. No está demás recordar que hasta ahora, mis hermanos y yo tenemos muy claro qué significa «darse a la vida loca» las primeras semanas y luego «sufrir como condenado» al llegar fin de mes.

Resulta que la anécdota que acabo de contar se aplica a la situación del sector hidrocarburífero en Bolivia, en particular, aquella referida a la producción de los campos exclusivos de petróleo. Como es ampliamente conocido, los precios internos del petróleo en Bolivia se encuentran subsidiados (en el orden de 25 US$/Barril en boca de pozo); ello, naturalmente, permite que los precios finales de la gasolina, diesel oil y gas licuado de petróleo (GLP) se mantengan muy por debajo de los precios internacionales… o como nos gusta hablar a los economistas, «de su oportunidad internacional».

Bien, lo que no es conocido es que los costos de capital y operación se incrementaron notablemente los últimos años ¿la razón? que los precios internacionales del petróleo «fuera de Bolivia» crecieron de forma galopante, ello originó que los costos para su explotación también crezcan. Como dice mi mami: «para muestra basta un botón»; hace algunos años atrás (digamos diez) el costo de perforación diario oscilaba en US$ 15,000 por día, hoy en día fácilmente esta cifra alcanza los US$ 50,000; ello se debe al siguiente razonamiento:

  • Empresa productora: «los precios del petróleo crecen… produzcamos más!»
  • Empresa productora: «como debemos incrementar la producción, debemos perforar más, consigamos empresas de servicios de perforación».
  • Empresa de servicios de perforación: «la demanda por nuestros servicios crece y crece, debemos incrementar nuestra producción».
  • Empresa de servicios de perforación: «consigan más equipos».
  • Proveedores de equipos: «señores quieren más equipos, pero debemos cobrar más… los costos del acero y otros están muy altos»
  • Empresa de servicios de perforación: «empresa productora, les realizamos el servicio de perforación, pero les costará más, dado que nuestros costos subieron así como también la demanda por nuestros servicios».
  • Empresa productora: «ok, puedo pagar costos de perforación mayores porque el precio del petróleo así lo permite».

 

Esta historia desafortunadamente no se repite en Bolivia, dado que los operadores de los campos de petróleo (nacionales e internacionales) en nuestro país, enfrentan costos altos (porque vamos, Bolivia no produce equipos de perforación que puedan ser subsidiados) pero  sus ingresos están «congelados». De esta forma, precios subsidiados y costos internacionales (crecientes) dejan un margen de operación muy pequeño o nulo… ah claro! si a ello añadimos que Bolivia cobra una regalía del 50% (basada en precios) y 10% más por la llamada nacionalización, nuestra situación se torna insostenible. Precios de venta 25 US$/Barril + regalía del 50% + nacionalización del 10% = una muy mala situación.

En este momento, estamos exprimiendo «las naranjas» de un árbol plantado hace muchos años atrás… así es la vida; ahora el desafío consiste en plantar otros árboles que nos den «las naranjas» del mañana.

Mauricio Medinaceli Monrroy

La Paz, 22 de septiembre de 2012

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