¿Quién le pone el cascabel… al subsidio?

¿Quién le pone el cascabel… al subsidio?

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En principio quiero agradecer a todas las personas que gentilmente me escriben recomendando, cuestionando, riñendo (en la buena) y alentando en esta «historia del blog»… de hecho, recibí comentarios de personas que leen los textos en inglés! Considerando que ellos se remiten al uso de «google traductor» más un «visto bueno» de su servidor, debo sentirme completamente satisfecho, en todo caso, prometo mejorar la redacción futura. Finalmente, y para terminar con la zalamería, si a usted le llegó este texto y quiere recibir actualizaciones, por favor, envíe un mensaje a [email protected] para que su email entre a la lista de envíos periódicos.

Ya en materia, en esta oportunidad quiero compartir con ustedes el problema del «subsidio a los hidrocarburos». Como es usual, utilizaré un ejemplo para esbozar la situación que en este momento tiene Bolivia, respecto al tema en cuestión.

Quizás siguiendo alguna tradición familiar usted es un famoso panadero en la ciudad, desde hace algún tiempo atrás deleita a los parroquianos con tres variedades de productos: 1) pan; 2) deliciosos pasteles y; 3) cachitos con queso. Naturalmente usted, para la producción de estas delicias, utiliza: 1) hornos, 2) harina, 3) leche, 4) huevos, 5) panaderos, etc. De todos estos productos el más importante es la harina, dado que se constituye en su materia prima fundamental.

El Gobierno, por su parte, considera que el consumo de pan y cachitos es prioridad nacional, por ello, le obliga a vender ambos productos a un precio bajo, muy por debajo del que usted obtendría si vendiese su producción a los países vecinos. Adicionalmente, el Gobierno establece que el precio al que usted compra harina también debe estar «congelado» dado que es su insumo principal, finalmente el Gobierno también establece que la producción de harina debe tributar un Impuesto a las Ventas del 50%.

El tiempo avanza y los mercados comienzan a actuar, los productores de harina disminuyen su producción porque los precios congelados y semejante impuesto, no hacen rentable incrementar la producción. Por otra parte, los consumidores de pan y cachitos demandan estos productos en cantidades notables. En ese contexto usted comienza a trabajar el doble (hasta le pide a su pareja que le de una mano), pero claro, su capacidad de procesamiento es limitada. A la par, el precio de la harina, el pan y los cachitos en los países vecinos comienza a subir rápidamente, quizás porque los amigos de la China deben alimentarse mejor, ahora que su economía crece a ritmos galopantes.

Puesto que si suben los precios del pan y los cachitos en su país o ambos productos comienzan a escasear, los consumidores comenzarán a protestar, el Gobierno decide comprar su panadería y hacerse cargo de la producción de harina. Sin embargo, ello no es suficiente, con el tiempo se ve obligado a comprar pan y cachitos de los países vecinos (a precios altos) y vender éstos a precios bajos.

Lastimosamente, el sistema comienza a descontrolarse, la producción de harina cae rápidamente, la demanda por pan y cachitos crece y crece (de hecho, algunos sinvergüenzas compran estos productos en el país y los revenden en el exterior) y la factura por la compra de pan y cachitos de los países vecinos (para su posterior venta en su país) alcanza cifras impensadas.

El Gobierno, ante este problema, establece que es hora de tomar medidas radicales y, por ello, decide incrementar el precio del pan y los cachitos… pero hace ello elevando el impuesto a la venta de estos productos, no, como cabría esperar, mejorando el precio de venta de la harina. Hecho el ajuste, el precio del pan y los cachitos se incrementa en más del 70%… la medida dura apenas 5 días.

Ahora, estimada lectora y estimado lector, cambie los papeles, en lugar de harina utilice petróleo y en lugar de pan y cachitos, utilice gasolina y diesel oil; así tendrá el problema que en este momento tiene en ascuas al sector hidrocarburos en Bolivia… bueno, hay más problemas, pero éste es el de mayor discusión.

Actualmente Bolivia importa volúmenes considerables de diesel oil y gasolina a precios altos y luego los vende en el mercado interno a precios bajos, ciertamente el problema crece cual bola de nieve en época de invierno. Para ello veamos el siguiente gráfico, en él presente cómo el subsidio al diesel oil fue creciendo en el tiempo, por ejemplo, el año 2007 éste alcanzó la cifra de US$ 138 millones, pero a medida que los precios internacionales suben así como también lo hacen los volúmenes de diesel oil importado, estimaciones gruesas para el año 2011,  dan la cándida suma de US$ 460 millones.

¿Esta cantidad de dinero es o no elevada? El sector hidrocarburos nos tiene acostumbrado a una danza de cifras sin fin, por ello, muchas veces es difícil apreciar con claridad la magnitud relativa de éstas. Por ello, presento el siguiente gráfico, en él  estimo la magnitud del subsidio como porcentaje del total de ingresos que recibe el Tesoro General de la Nación del upstream del sector hidrocarburos. Por ejemplo, el año 2007 el subsidio al diesel representó aproximadamente el 36% del total de ingresos que recibió el Gobierno Central , al año 2011 esta cifra se eleva al 82%. Dicho de otra forma, por cada dólar «del gas» que entra al Gobierno Central (como impuestos) 82 centavos servirán para pagar el subsidio al diesel oil… francamente una pesadilla.

¿Cómo llegamos a semejante situación? Bueno, las respuestas son muchas y variadas, sin embargo, una de ellas se encuentra en el impuesto. ¿Recuerda el impuesto que deben pagar los productores de harina? Sí, ese impuesto del 50% sobre las ventas… resulta que éste fue creado pensando en los deliciosos pasteles que usted producía, dado que en su producción existe una razonable ganancia, lastimosamente este impuesto también fue aplicado a la harina que se destina a la roducción de pan y cachitos. (En esta analogía, la producción de deliciosos pasteles es la exportación de gas natural al Brasil).

Para finalizar ¿sabe qué es lo más curioso y quizás irónico? Que el subsidio al diesel oil (como todos los subsidios) no es pagado por el Presidente de la República o cualquiera de sus ministros, es pagado por usted (a través de sus impuestos)… como decía un buen amigo: «al final, del mismo cuero salen las correas». Ahora corro a la panadería, unos cachitos de jamón y queso me esperan.

Mauricio Medinaceli Monrroy

La Paz, Febrero 7, 2010

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