¿Usted qué prefiere? ¿Que su familia reciba Bs 8,000 o que el Gobierno lo gaste en su nombre?

¿Usted qué prefiere? ¿Que su familia reciba Bs 8,000 o que el Gobierno lo gaste en su nombre?

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Pero ¿qué clase de pregunta es esta? dirá usted. Bueno, déjeme ponerle en contexto. Imagine, por un momento, que desde el año 2005 los Gobiernos de turno hubieran decidido repartir los ingresos del gas a cada boliviano. En concreto, si la recaudación por el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (aprobado por Hormando Vaca Diez) y los ingresos de la llamada “nacionalización” se hubiesen dividido en partes iguales a todos los bolivianos, sin importar la edad, el sexo, la condición de pobreza… es decir, cada uno tendría, como muchos le llaman, “su cuota parte”. ¿Cuánto hubiésemos recibido?

Hice este ejercicio para una familia de 4 personas y los resultados se presentan en la siguiente Tabla. ¿Cómo se la interpreta? Por ejemplo, si el año 2010 el Gobierno hubiera repartido el dinero como lo mencioné antes, una familia de 4 personas hubiera recibido Bs 3,979 por año; si el 2013 pasaba lo mismo, el ingreso de dicha familia hubiera alcanzado la nada despreciable cifra de Bs 8,988. ¿Nada mal eh?

El ejercicio que hice responde a una visión más liberal de la economía (ni siquiera neoliberal) donde el Gobierno reparte el dinero a todas las personas asumiendo que éstas, las personas, gastarán el dinero de la forma más sabia posible. Sucedió lo contrario, es decir, el Gobierno administró estos recursos bajo el gran supuesto que lo hace mejor que cada uno nosotros, una visión más paternalista, por decir de alguna manera.

Como todo en la vida ambas posiciones, la liberal y la paternalista tienen sus pros y contras. A continuación, señalaré algunos de ellos:

  1. A favor para una repartir el dinero a cada boliviano, las personas conocen mejor sus necesidades que el Gobierno; nuestros ingresos no financian actos de corrupción; las pequeñas empresas familiares podrían utilizar estos recursos como capital de arranque en algún negocio pequeño; potencialmente el ahorro de las familias podría subir y así el ahorro total de la economía.
  2. A favor de que el Gobierno lo gaste en su nombre, solo con el Gobierno como intermediario estos recursos financiarían obras de gran escala, como carreteras y/o colegios; si la sociedad está de acuerdo, estos recursos podrían servir para redistribuir el ingreso, mejorando la condición de vida de los menos favorecidos; promover políticas de cuidado al medio ambiente; en simple, se podrían financiar actividades que las personas quizás no lo hagan.
  3. En contra de repartir el dinero a cada boliviano, ¿es realmente la señal que queremos dar a nuestros hijos? ¿que lo único que deben hacer es extender la mano para que les llegue algunos billetes por la explotación del gas natural?; ¿es cierto que la gente sabe muy bien en lo que debe gastar? Aún está en mi memoria la siguiente imagen: personas recibiendo su renta de vejez y a la salida del banco, vendedores de baratijas… de poca o ninguna utilidad; por último, vea la Tabla anterior, si bien el año 2013 cada familia hubiera recibido casi Bs 9,000; el 2019 esta cifra cae a menos de Bs 3,000, entonces, dado que la volatilidad de las rentas de recursos naturales no renovables es muy alta, ello podría alterar la economía familiar.
  4. En contra de que el Gobierno gaste estos recursos en nuestro nombre, el funcionario público de turno tiene todo el incentivo a decirle a la gente “mire lo bueno que soy, aquí está su regalo”, cuando todos sabemos que esas rentas pertenecen a todos; la corrupción asociada no es menor ¿no le duele acaso escuchar las noticias donde estos recursos fueron a parar al bolsillo de alguien?; el Gobierno no necesariamente gasta en lo que la mayoría de la gente necesita o desea.

Personas más liberales prefieren tener el dinero en su bolsillo, personas que creen en “el papá Estado” preferirán que sea él, este papá, quien gaste el dinero en su nombre. Cada uno de nosotros tendrá su preferencia que debe ser respetada por los otros. Sin embargo, algo que me gustaría quede claro, los impuestos del gas (y, de hecho, todos los impuestos) pertenecen a todos nosotros, por ello, abrir el debate sobre cómo los gastamos es una tarea pendiente y siempre en constante evolución.

S. Mauricio Medinaceli Monrroy

La Paz, Bolivia

Enero 20 de 2022

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