Curvas, curvas y más curvas: ¿Quién gana más?

Curvas, curvas y más curvas: ¿Quién gana más?

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El micro, la micro, la guagua, el camión, el taxi, el trufi, el expreso… en fin, no importa el país donde esté, el transporte público en toda nuestra región comparte muchas cosas. Una de ellas se refiere a los hilarantes mensajes que muchas veces tienen en la parte interna o externa del vehículo: «me ves y lloras»; «cuidado con la cartera»; «cierre con cuidado»; «cierre despacio»; » si usted salió tarde, no es culpa del chófer»; «qué lindas curvas y yo sin frenos». En fin, son mensajes, que en más de una oportunidad arrancaron una sonrisa en nosotros, sobre todo cuando éramos estudiantes y leíamos algo «atrevido», de hecho, del grupo de atrevidos sólo puse uno como ejemplo… él último. Ah! las curvas, resulta que también nos tienen dando vueltas a los economistas de cuando en cuando, porque la vida, queridas amigas y amigos, dista mucho de ser lineal.

Es así que de ahora en adelante quiero compartir con ustedes no sólo los temas energéticos que tanto nos gustan, sino también los resultados de dos estudios que hicimos en Bolivia (con muy buenos amigos) a raíz de dos convocatorias del PIEB. La razón es que generalmente, cuando se mencionan los resultados de ambos, en foros, la prensa, con los amigos o la familia, uno sólo atina a mencionar los principales, a modo de mensajes. Sin embargo, existen tantos y divertidos resultados colaterales, que me parece interesante comentar algunos de ellos a través de esta vía. Es así que en esta ocasión, comentaré el estudio (luego publicado en un libro) llamado «Generación, distribución y uso del excedente de hidrocarburos en Bolivia» realizado conjuntamente con muy buenos amigos: Del Granado Hugo, Mokrani Leila y Gumucio Jorge… sí, sí, sí, los puse en formato de colegio (apellido primero y nombre después).  

Retornando a las curvas, uno de los hechos más comentados en la literatura económica es la relación entre nivel de ingreso y edad de las personas. Es generalmente aceptado que dicha relación es como una «U» invertida, cuando usted es joven su nivel de ingreso es bajo, a medida que el tiempo pasa dicho ingreso sube y, finalmente, después de «alcanzar la cima», este ingreso comienza a declinar. Por ello, la recomendación de todos nuestros papás es completamente razonable: «ahorra hijo(a) ahora que puedes». Naturalmente también podrían seguir el consejo de un muy buen amigo mío (actualmente profesor Phd en los EEUU): «Mauri, la estrategia es vivir de los papás, hasta que puedas vivir de los hijos»… por supuesto, lo dijo en broma.

Resulta que esta curva no es la misma para todos nosotros y es ello, justamente, lo que quiero comentar en esta ocasión. Para estudiar la economía Boliviana se trabajó en un modelo de equilibrio general del tipo micro-macro, que fusiona las encuestas de hogares con las cuentas macroeconómicas, así evitamos el problema del agente representativo y, además, dejamos de lado el tema de optimización intertemporal por parte de los individuos. Siento este párrafo, pero estuvo dirigido a mis colegas economistas que siempre me «van preguntando la metodología».

Bueno, el hecho es que tuve que analizar a las familias, en particular, a las personas que tienen algún ingreso y contrasté ello con su edad. La novedad viene aquí, este ejercicio fue realizado por sector económico ¿qué? que separé a las personas en función a la actividad productiva en la que trabajan y, de esta forma, obtuve resultados bien interesantes, ellos pueden verlos en la gráfica adjunta. En ésta vemos que según sea la actividad a la que se dedican las personas, el nivel «más alto» de ingresos» se obtiene en distintas edades. Detallo algunos: sector rural, 40 años; sector construcción, 50 años; servicios formales, 60 años; alimentos, 30 años; ciertamente existen datos extraños como el de minería, sin embargo, es interesante conocer por ejemplo, que en el sector de alimentos los jóvenes ganan más que las personas mayores, pero si usted trabaja en el sector público (sector formal) sepa que su ingreso crecerá hasta que se jubile.

Y aquí no terminan las cosas, también realicé una sensibilidad respecto al género… vamos, quiero ver si por el hecho de ser mujer, ellas «ganan» menos que nosotros (los malvados). Los resultados son los que, creo, todos esperamos, pero uno de ellos nos llamará la atención. Vea la siguiente gráfica, cuando la barra es positiva quiere decir que los hombres ganan más que las mujeres (realizando la misma actividad), en este sentido, ¿cuál la actividad «más machista»? ciertamente la minera, le siguen la agroindustria, manufacturas, construcción servicios y campesinos; sin embargo, existe una sola actividad donde las mujeres tienen mayor probabilidad de ganar un mayor ingreso… el sector de alimentos ¿interesante e intuitivo no?

¿Sirve de algo todo lo que dije? Quizás para muchos no, pero para las personas inquietas en el qué hacer social de la economía, probablemente éstos resultados sirvan como un insumo más al análisis que usualmente realizan. Considero que el primer paso para decidir hacia dónde se dirige una sociedad, consiste en entenderla, ojalá que estos divertidos gráficos les llamen la atención, por lo pronto, me resta agradecer al PIEB la oportunidad de estudiar nuestra realidad y… que me paguen por ello!

Mauricio Medinaceli Monrroy

La Paz, julio 9 de 2012

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