Deuda externa sí, pero no así

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Deuda externa sí, pero no así

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Hace algunos años tuve el gusto de asistir a un foro, auspiciado por el PNUD, respecto a los problemas ambientales en el mundo. Fue en Doha, ciudad que se alistaba para los West Asian Games, algo así como las Olimpiadas Asiáticas. En esta visita a Qatar algo que me llamó profundamente la atención fue que la infraestructura construida para este evento deportivo luego, con algunos ajustes, se convertiría en centros de salud y educación. Notable realmente.

Una de las expositoras en este foro realizó una crítica a la llamada “Maldición de los Recursos Naturales” ella se preguntaba cómo algo tan hermoso como los recursos naturales podían convertirse en una maldición. Pensé mucho sobre la perspectiva de esta persona y ahora quisiera compartirla con ustedes, porque me parece relevante en el contexto boliviano actual.

Cuando uno escucha sobre recursos naturales, con alta probabilidad le vienen a la mente imágenes como estas:

 

Entonces, claro. Uno tendría que estar muy chiflado para calificar como maldición a maravillas como las que acabamos de ver. Entonces ¿qué tenían en la cabeza quienes inventaron la frase “maldición de los recursos naturales”? (probablemente economistas). Estimo que eran cosas como las que vemos a continuación:

Mucha literatura se escribió al respecto, básicamente por qué para algunas naciones explotar recursos naturales es una maldición y para otras una bendición. En el primer caso, el bienestar de las personas en el largo plazo es peor cuando descubren recursos naturales (como el gas o litio) y en otras naciones el bienestar es mayor… ¡con los mismos recursos naturales!

¿Qué sucede aquí?

Hay muchos documentos que exploran este tema. Ahora quiero concentrarme en uno de ellos, escrito por el excelente economista venezolano (profesor del MIT) Roberto Rigobón. Me imagino que motivado por su país de origen decidió estudiar este aspecto y el año 2001 publicó un artículo bajo el sencillo título de: “Resource Curse or Debt Overghang?” Donde relaciona esta maldición con la deuda externa de un país. El argumento, muy simplificado, es como sigue: a los países que tienen muchos recursos naturales les va mal porque, entre otros factores, gracias a dichos recursos se endeudaron con el extranjero, cuando pasó el boom económico, no pudieron sostener estos niveles de deuda y vino la crisis. El paper lo pueden descargar aquí: link.

Es como si el papá luego de sacar el “gordo de la lotería” acostumbra a la familia a regalos, golosinas, autos y viajes. Luego, cuando la plata comenzó a faltar, fue al banco para endeudarse. El banco, sabiendo que se sacó la lotería, le dio el dinero… pasó el tiempo, la familia gastó la plata de la lotería y quedó endeudada con el banco. Resultado: crisis.

Por este motivo, no es novedad que los países con muchos recursos naturales, luego del boom económico comiencen a endeudarse… tal como lo hace en la actualidad nuestro país, Bolivia. Es como ese papá que no quiere perder popularidad y acude al Banco para mantener a la familia feliz. Lo que tendríamos que advertir a ese papá es que puede dejar peor a la familia, sin el recurso natural y endeudados hasta el cuello.

Entonces ¿qué le diría, quizás, Roberto Rigobón (el economista venezolano) a ese papá? Le diría deuda para educación, sí; deuda para salud, sí; deuda para inversión, sí; deuda para lujos extravagantes, no; deuda para seguir comprando celulares de la china, no; deuda para mantener empleados fantasmas, no; deuda para subsidiar el consumo de gasolina para su Mercedes Benz, no; deuda para mantener la tienda de la tía (deficitaria a todas aluces), no. En simple sería algo como: “señor, por favor, gaste esa deuda con sensatez y prudencia porque después, sus hijos y nietos deben pagarla”.

El próximo año Bolivia no la tiene sencilla. Debemos pagar una deuda contraída el año 2012 (sí, cuando vivíamos el boom) de USD 500 millones, los llamados “bonos soberanos” que, pese al rimbombante y sofisticado nombre, es una simple y sencilla deuda externa. El subsidio a los combustibles comienza a ser una carga fiscal muy grande, los ingresos del gas no se recuperarán, los gastos en sueldos y salarios parecen inflexibles a la baja, seguimos encendiendo velitas para que las reservas del BCB aguanten el tipo de cambio, y los problemas del COVID aún persistirán.

En el futuro, la deuda externa será cada vez más cara, difícil de mantener y más escasa. Por ello, ojalá sea gastada con prudencia y que no solo sirva para mantener las cuentas nacionales “saludables” (la tasa de crecimiento del PIB, por ejemplo) para llegar en buena forma a los endiablados y famosos períodos pre-electorales.

En fin, esperemos que los tiempos políticos sean amigables con las urgencias económicas.

Ya al final del año, este 2022 espero tener salud y fuerza para seguir disfrutando de este doloroso placer que es la vida… lo mismo deseo para todos ustedes.

Un abrazo y disfruten las fiestas, siempre con barbijo y en lo posible al aire libre.

S. Mauricio Medinaceli Monrroy

La Paz, Bolivia

Diciembre 28 de 2021

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