25 Ago La Familia Ingalls, el mercado interno y las exportaciones
La expresión técnica es la siguiente: “la fuente de crecimiento económico es el mercado interno, por ello, apuntar a las exportaciones es cosa del pasado”.
En simple esta frase sería: “¿Sabe? No se preocupe si le dicen que las exportaciones caen, solitos podemos crecer económicamente.”
[Inserte aquí el emoji de una carita levantando una ceja, mirando el horizonte y con la mano en el mentón]
Veamos qué nos enseña Caroline Ingalls al respecto.
La Familia Ingalls fue (y es) una serie muy querida por muchos de nosotros, en ella se cuentan las desventuras de Laura Ingalls y su familia. Como estoy seguro de que muchos de ustedes la vieron alguna vez, no me detendré a contar la serie, simplemente tomaré prestadas algunas ideas.
Caroline Ingalls sabía muy bien el valor de las exportaciones. Ella, cuando todo iba bien en su gallinero, llevaba un paquete de huevos para vendérselos a la malvada Harriet Oleson. En términos técnicos, Caroline Ingalls exportaba la producción de huevos que no consumían en casa. En algún capítulo la malvada Sra. Oleson quiso pagarle menos, pero gracias al bueno de Nels Oleson, Caroline consigue un mejor precio y la pequeña Carrie se lleva un caramelo de regalo. Caroline entendía muy bien el comercio internacional, vendía el excedente de huevos y con ese dinero, compraba azúcar y tela. La tenía clara.
Ahora veamos qué nos enseña Charles Ingalls.
Charles trabajaba duro en su tierra para obtener trigo. ¿La familia consumía todo el trigo que producía? Pues no. Charles vendía una muy buena parte de su cosecha, de hecho, existe un capítulo en el que decide cambiar a maíz y hay una tristeza de por medio… como muchos de sus capítulos. Lo cierto es que Charles Ingalls no apuntaba solo al mercado interno (su familia) si no también, exportaba gran parte de su producción.
Ahora bien, la primera reacción a estos ejemplos quizás sea: “pero esto pasa a nivel de una familia, es distinto a nivel de un país”. Le cuento que la analogía no es descabellada. Si la apuesta de la Familia Ingalls solo fuese su mercado interno (su casa) pues no podría comprar azúcar, tela, caramelos, etc. Estarían condenados a consumir únicamente lo que producen.
Algo parecido pasa en muchos países en el mundo, Bolivia no es la excepción. Imagínese que solo viviéramos del mercado interno olvidándonos de las exportaciones. ¿De dónde sacaríamos los dólares que hicieron posible que usted tenga ese celular en la mano? ¿Es que nosotros producimos celulares? ¿producimos televisores? ¿producimos automóviles? ¿producimos la ropa que usted lleva puesta?
El ser humano no “apuesta” por un modelo exportador. La compra y venta de servicios entre todos los países en parte de nuestra esencia. Ningún país produce todo lo que consume, es imposible. El comercio está en nuestra esencia como seres humanos.
Imagine por un momento que el país entra en la insensatez total y decide prohibir las exportaciones. ¿Cómo obtendríamos los dólares, euros o lo que sea para comprar cosas de afuera? Y cuando digo “cosas” me refiero a celulares, autos, ropa, manzanas, cebollas, uvas, etc. Le cuento que si usted va con los lindos billetes Bs – por más “facheros” (como dice mi Santi) que sean – a comprar algo al Perú, Chile, China, Brasil, USA, Paraguay o cualquier país en el mundo, la respuesta inmediata será: “no acepto esa moneda”
¿Usted aceptaría que alguien le pague con quetzales?
Y para completar la figura. El boom económico boliviano, el milagro boliviano, la maravilla boliviana, el éxtasis boliviano, el paraíso boliviano, la magia boliviana del período 2010 – 2015 se dio por una sencilla razón: un incremento en las exportaciones… en las exportaciones de gas natural. Con reservas descubiertas en la malvada época neoliberal.
Aprendamos de Caroline Ingalls, quien sabiamente vendía parte de su producción para comprar aquellos bienes que ella no producía.
¡Un abrazo!
Mauricio Medinaceli Monrroy
25 de agosto de 2023
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