Las joyas de la abuela en Bolivia (Breve discusión sobre las reservas de gas natural)

Las joyas de la abuela en Bolivia (Breve discusión sobre las reservas de gas natural)

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El pasado día leí algo gracioso: una persona pesimista observa un vaso medio vacío, el optimista tiene un vaso medio lleno y el súper optimista es feliz con encontrar un vaso, es así que una misma realidad puede ser analizada desde varios puntos de vista. Muchas situaciones de este tipo se generan en el sector hidrocarburos, parafraseando a mi buen amigo Gonzalo Chávez, cuando comentó el libro que publiqué sobre la nacionalización del gas, en este sector se torturan los números hasta que confiesen la verdad deseada. (Si gustan el libro,  puede ser descargado en este link).

Un claro ejemplo de lo que mencioné en el párrafo anterior se refiere a las reservas de gas natural en Bolivia. En los últimos meses la interpretación sobre nivel de reservas generó un debate acerca de la duración de éstas hacia el futuro, es decir, con el último nivel de certificación y la información de producción actual la pregunta central es: ¿Cuánto tiempo más Bolivia puede disponer del gas natural certificado actualmente? Por esta razón, en esta oportunidad quiero compartir con usted algunos criterios sobre un tema altamente sensible.

El indicador Reservas/Producción (R/P) es ampliamente utilizado en la industria hidrocarburífera y sirve, sobretodo, para analizar la tendencia en esta relación. ¿Cómo funciona? Asuma que la abuelita, en un acto de extrema generosidad, le dejó a usted como herencia 50 collares de diamantes, usted luego del desmayo inicial, realiza el siguiente ejercicio, si necesito 2 collares por año para vivir, esta jugosa herencia me servirá para los siguientes 25 años (50/2). Bien, hecha la tarea para el caso del gas natural en Bolivia, la siguiente figura reproduce esta información utilizando únicamente las reservas de gas natural certificadas al año 2009 y una estimación del agotamiento hasta el año 2012. Como se observa esta relación presenta una tendencia decreciente en los últimos años, situación que naturalmente debiera llamar la atención a los hacedores de política energética del país.

¿El indicador R/P es perfecto? La respuesta inmediata es no, dado que es uno del tipo estático que sólo permite conocer la tendencia pasada. Uno de los principales problemas con dicho indicador es que no considera la producción futura. Retornando al problema de los collares de la abuela, cuando usted realizó el cálculo de 25 años no consideró, por ejemplo, que en el futuro quizás necesite más de 2 collares por año, probablemente porque se casará y tendrá hijos, es así que este indicador no considera la situación futura y sólo se concentra en la presente.

Una segunda manera de analizar la situación de reservas es contrastar la situación futura, es decir la producción de gas natural futura con las reservas certificadas al presente. Realizar este ejercicio implica la siempre ingrata tarea de pronosticar el futuro (situación que no se presenta en el original R/P), sin embargo, tomando las precauciones correspondientes es posible hacer ello. En principio y utilizando la producción bruta de gas natural la estimación de reservas a diciembre del año 2013 sería de 7.45 TCF, ver tabla adjunta. La construcción de esta tabla recoge información de la producción bruta de gas natural del Ministerio de Hidrocarburos y Energía, YPFB, la certificación de reservas a diciembre del año 2009 y con ello estima el nivel de reservas a diciembre de cada año.

Ahora bien, considerando los proyectos de exportación de gas natural a Brasil y Argentina, el crecimiento en el consumo interno de gas natural, la planta de urea y las plantas de separación de líquidos, a partir del año 2014 el requerimiento de gas natural es aproximadamente 1 TCF por año, es decir los «collares de la abuela» podríamos utilizarlos por 7.5 años más, aproximadamente 5 años menos al resultado otorgado por el indicador R/P.

Finalmente, una tercera manera de analizar esta temática consiste en verificar los perfiles de producción de las empresas y contrastarlos con la demanda. Una vez más, regresando al ejemplo de los collares, imagine que la abuela no le entregó todos los collares al mismo tiempo y ordenó al banco entregarle 2 por año, en este sentido, cuando usted se case y tenga hijos aún sabiendo que existen collares en el banco comenzará a tener problemas, dado que los requerimientos anuales serán de, digamos, 3 collares pero el banco (y la sonrisa perversa de la abuelita) sólo le entregarán 2.

Tomando en cuenta los perfiles de producción de cada campo y el crecimiento de la demanda, podrían surgir problemas para abastecer la demanda a partir del año 2016. Ello no implica que las reservas de gas natural acaben ese año, lo único que este ejercicio refleja es que la tasa de crecimiento de la oferta es menor al crecimiento de la demanda. El furibundo crítico a esta visión bien podría decirme ahora: «ello puede solucionarse si la explotación actual de los campos es más agresiva»… ello pondría tristes a mis amigos ingenieros petroleros que cuidan y se apenan cuando se castigan de esta manera a dichos campos.

Como queda claro del análisis realizado, cada indicador presenta virtudes y problemas; sin embargo, son sólo ello… indicadores. El potencial hidrocarburífero en Bolivia es elevado sin embargo, su desarrollo requiere de: 1) abrir mercados atractivos, ciertamente producir más gas natural para el mercado interno posee un impacto social elevado, sin embargo, los precios subsidiados de éste no generan el incentivo necesario para la inversión en exploración y explotación; 2) condiciones de operación razonables y prudentes, los impuestos a la producción equivalentes al 50% no reflejan de condiciones progresivas en las etapas de exploración y explotación de hidrocarburos y; 3) varios… realmente varios en el campo institucional y legal del sector.

Dios fue generoso con Bolivia dándole «joyas de la abuela» (en la forma de gas natural), en la década de los noventa (la horrible y perversa época neoliberal) los bolivianos conseguimos mercado para vender estas joyas y ahora vivimos de ellas. Para terminar pregunto al gentil lector ¿Qué haría usted con las joyas de la abuela?

La Paz, Marzo 14, 2014

Mauricio Medinaceli Monrroy

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